Berrinches y pataletas en niños: consejos de crianza para sobrellevar los caprichos
¿Te rindes ante las pataletas de tus niños? Aprende a manejar esos temidos momentos
Todos los padres hemos tenido que enfrentar las reacciones de enojo de nuestros hijos. Cuando son pequeños es normal que expresen sus emociones negativas con comportamientos de ira. Muchos psicólogos y terapeutas del área infantil sostienen que es una conducta recurrente entre los 18 meses y hasta los 4 o 5 años.
Sin duda, se presentan en ocasiones que nos incomodan, más si estamos frente a la familia, en la calle o en espacios cerrados con muchas personas, por ejemplo, el cine, un concierto, un parque infantil o una fiesta. Así que nos toca manejar la situación para evitar que esa pequeña protesta se salga de control.
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Esto no siempre es fácil, pues muchos padres terminan cediendo ante un capricho, sin mediar o recurrir primero a herramientas efectivas para conocer la causa de un enojo y calmar a los pequeños. Por eso, preguntamos, ¿te rindes ante las pataletas de tus niños? pues sea o no así, te damos algunos consejos para que aprendas a manejar esos temidos momentos de estallido emocional.
No siempre “los berrinches” responden a conductas caprichosas
La psicóloga infantil Julia Córdoba nos advierte que no siempre los también llamados “berrinches” están basados en conductas de reto o prueba para la paciencia de los padres. El llanto, que es la primera manifestación, “tiene una función de supervivencia”.
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Cuando los niños están apenas desarrollando el lenguaje recurren al llanto para llamar nuestra atención, o de las personas a su cargo, y así expresar alguna incomodidad o malestar. En algunos casos, la comunicación va más allá, pues se adicionan gestos y movimientos violentos que nos ponen en alerta, a fin de que busquemos el motivo que provoca a esta expresión.
La experta en educación maternal afirma que en la medida en que los niños aprenden el lenguaje van superando el llanto como primer recurso. Sin embargo, refiere que es en este momento cuando “los cuidadores deben mostrarle a los niños que hay otros mecanismos de expresión” para comunicar sus necesidades o deseos, sobre todo si ya están acudiendo al jardín o al colegio.
Conocer las causas del enojo para saber cómo actuar
Hay circunstancias que ponen a prueba el autocontrol de los padres y uno de esos es la situación en la que ocurre un estallido emocional de nuestros hijos. Lo primero es no reaccionar, sino accionar afectivamente para conocer las causas del enojo y saber cómo actuar. Entre esos motivos hay que buscar si es por:
- Tener hambre
- Estar cansado o con sueño
- Sentir frustración por algo que no está a su alcance
- El deseo de obtener algo
- Confusión ante el cambio de normas
- Cambios inesperados en la rutina
- Situaciones que los intimidan o incomodan
- Verse sometidos a alguna presión, afán o estrés
- Sentirse vulnerables ante una burla o crítica
- Llamar la atención sobre algo
- Ansiedad por no obtener algún juguete, golosina, diversión, etc.
Enseñarles a identificar el motivo y autogestionarse ante la incomodidad
Una de las cosas básicas que debemos entender es que cada niño es diferente y aprende a expresarse según lo que ve a su alrededor. Si su entorno es violento y hostil entenderá que esa es una forma de actuar ante lo que no es favorable. En cambio, si en los momentos difíciles se buscan soluciones calmadas, entonces lo tendrá como herramienta emocional.
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Lo ideal es enseñar a nuestros hijos a explicar el motivo de su inconformidad con palabras y no a mostrarla con acciones físicas. Por eso, hay que aprender, en primer lugar a esperar y dar espacio, dejar que baje el calor de una emoción fuerte y una vez identificado el motivo, autogestionarse con la respiración como primer aliado.
Borrar la idea de que los niños están desafiando nuestra autoridad
La mayoría de las personas usa la expresión “te están probando” cuando los niños hacen una pataleta ante la negativa a su deseo. Ha sido una máxima con la que muchos hemos crecido desde nuestros hogares. Pero los estudiosos del área infantil recomiendan olvidarse de eso y entender que, en los primeros años de vida, los niños están aprendiendo a conocer sus emociones y regular sus impulsos.
Los padres no debemos tomarnos sus enojos como una afrenta personal, un desafío de autoridad y mucho menos como un acto de manipulación. Ninguno a una edad temprana puede saber de eso, a menos que sea una conducta recurrente y aprendida en su entorno. Por tanto, debemos manejar primero la propia incomodidad y luego llevar a nuestros al autocontrol.
En tal sentido, es muy importante mantener la calma y por ningún motivo recurrir a los gritos o al maltrato físico. La violencia puede tener efectos irreversibles. Lastimar a los niños siempre deja una marca negativa y entre las consecuencias puede suceder que se vuelvan más desafiantes e irascibles, o que repriman su emociones por miedo.
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Si deseamos que nuestros hijos sean personas seguras y adultos emocionalmente sanos debemos aprender a gestionar sus enojos y brindarles herramientas de autocontrol, sin recurrir al chantaje o la amenaza. Pon en práctica estas acciones:
- Deja que se calme
- Brindale un abrazo
- Explica el por qué no puede ser complacido en ese momento
- Si está cansado dale prioridad a que duerma
- Si tiene miedo acompáñalo a descubrir por qué
- Ofrece una alternativa ante la imposibilidad del momento
Por último, la herramienta más efectiva es hacer acuerdos sobre la situación para simplemente no salir del paso y evitar rendirse ante las pataletas de los niños.
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