La maternidad está de moda
Con frecuencia me doy cuenta de que todas estamos empeñadas en vivir la experiencia de la maternidad como se vivía anteriormente, sí, como la vivían las abuelas o bisabuelas, tiene mucho sentido, la sabiduría ancestral hay que cuidarla y replicarla. Aunque, gracias a muchos estudios a los que podemos tener acceso actualmente, nos hemos podido dar cuenta que hay un par de cositas que es mejor no replicar por la seguridad del crío.
Evitaré enumerar los aciertos de la sabiduría ancestral y los desaciertos que hemos tenido en la “modernidad”. Claro está que desaciertos de las bisabuelas hay muchos, no creo que alguna quiera replicar el chancletazo o la explicación de la cigüeña para evitar sentir vergüenza. Por este lado la nueva generación de mamás no nos quedamos atrás, porque así tengamos una lista larga de justificaciones, ponerle una pantalla al chino para que coma es un gran despropósito.
Centrándome en “La nueva generación de mamás”, a la que pertenezco, y de la que puedo hablar con propiedad, se me ocurre que estamos perdidas, navegando como veletas sueltas en mar abierto, o para ser más explícita más perdidas que piojo en peluca.
Estamos obsesionadas por consultar al experto de lo que sea para sentirnos capaces de criar, no le damos el brócoli al crío sin antes haber leído un libro que nos confirma cómo partir el brócoli, y los beneficios de que lo coja con la mano. Esto no es personal, en todo esto me estoy incluyendo, yo también estuve cerca de comprar el electrodoméstico especial para hacer las papillas. Aprovecho para agradecerle al padre de mi hijo haber hecho resistencia a que tomara tan tierna decisión.
Ya podemos llamar a la experta en lactancia, ya podemos parir en la comodidad del hogar haciendo un ritual cómo debe ser, ya podemos azotar al pediatra a punta de preguntas por whatsapp, ya tenemos acceso a toda la información que pueda interesarnos. Ahora sabemos que zarandear al niño no es solo risa y felicidad, ahí estamos listas para decirle al abuelo que cómo se le ocurre tremenda barbaridad, que está comprobado que ese juego tiene consecuencias fatales.
Desde que sabemos que estamos embarazadas contamos los días, las horas y los segundos para tomarnos la foto cool con la barriga, esto no se improvisa, seguro hay un tablero en Pinterest para lograr el look and feel de la foto. Además, hacemos checklist de lo que hay que comprar antes de la llegada del primogénito, y cuando ya creemos que todo está listo subimos a Instagram la foto del cuarto decorado con una dedicatoria como: “Esperando al amor de mi vida” o “Estamos listos y contando los días para conocerte”. ¿De verdad estaban listos? Porque yo que hice todas las anteriores, además de yoga prenatal y de casi comerme la placenta, no tenía ni idea de lo que se me venía pierna arriba.
Mucha moda, mucha ficción y mucho hashtag. No soy terapeuta, ni experta certificada en nada, respeto a todos los expertos que se encargan de decirnos en la cara que por ahí no es el camino. Pero yo la verdad con 4 años de maternidad encima, bien poco eso sí, ya me sé de memoria que cuando pierdo la calma debo respirar, bajarme a la altura de mi hijo, darle dos opciones para que sienta que está eligiendo, que debo tratar de poner en palabras sus emociones y todo esto de conciencia emocional. Tengo claro la importancia del apego, del colecho al que no me le medí y de la lactancia prolongada.
Muy importante todo, bienvenido todo lo positivo que podamos aprender para tratar de hacerlo mejor. Pero siento que todo esto se queda en la superficie, la nueva generación de mamás estamos flotando en el exceso de información sobre maternidad.
Mi hijo está creciendo y yo más que tener claro el plan a seguir en los pasos de disciplina positiva quiero entender ¿por qué pierdo la paciencia cuándo él está jugando como un gato? ¿De dónde esa amargura? Después de dormirlo pienso de dónde viene la culpa que me persigue. Lejos de las distracciones que tenemos en la maternidad actual, he encontrado algunas respuestas.
Definitivamente quiero que me importe cada vez menos lo que hace la mamá del lado con su hijo, sus maneras y decisiones en cómo cría. También quiero dejar de ser una seguidora más de la vida perfecta que tienen las mamacitas que viajan por el mundo y no se les mueve un pelo.
Quiero seguir profundizando para sanar mi infancia y así poder respetar la de mi hijo. Indudablemente quiero seguir sanando la relación con mi mamá para criar desde la gratitud. Por último y no menos importante, también quiero dejar de perder el tiempo en instagram siguiendo las rutinas de ejercicios de las mamás que recuperaron el abdomen después de la cuarentena, porque yo después de 4 años no he logrado hacer la primera.
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Hola, tengo una bebita de 2 meses de nacida inicié con la fórmula Mah 👍🏻
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