Actualmente se reconoce que los primeros años de vida son críticos para un crecimiento y desarrollo óptimos…

Actualmente hay demasiada información sobre la importancia de tener una alimentación saludable en primera infancia, sin embargo, las cifras demuestran que las alarmas no han sido suficientes para combatir la mal nutrición que padece la población en la modernidad desde temprana edad.

Varios estudios han revelado que las deficiencias nutricionales tempranas se relacionan a largo plazo con menor rendimiento intelectual, salud reproductiva y en la adolescencia y adultez con estados de salud generales.

El fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) también ha destacado insistentemente el rol primordial de la lactancia materna y alimentación complementaria como la fase preventiva de mayor impacto en la sobrevida del niño.

El exceso de información está sobre las consecuencias de los malos hábitos en bebés y niños, sin embargo, no ataca directamente la piedra angular que es la información que deben tener los padres y cuidadores sobre cómo implementar la alimentación complementaria, cómo vivir la lactancia materna exclusiva y en caso de no poder lactar, sobre todo cómo escoger una leche de fórmula que cumpla con los requerimientos del bebé en las etapas más importante de su desarrollo.

Para empezar, es importante resaltar que la lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses trae numerosos beneficios tanto para el lactante como para la madre. Por lo tanto, organismos nacionales e internacionales, como la Organización Mundial de la Salud recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva por seis meses para luego iniciar con los alimentos complementarios. Además, de promover el crecimiento óptimo, la leche materna tiene influencia sobre el desarrollo cognitivo y ayuda a la prevención temprana de enfermedades crónicas.

En el momento en que el bebé no pueda recibir leche materna por motivos médicos, o por decisión de la madre, se debe ser muy cuidadoso al momento de escoger una leche de fórmula, ya que esta será su primera alimentación.

El primer paso es fijarse en que la leche corresponda a la edad de crecimiento del lactante, entre más etapas tenga mejor ya que eso significa que está ajustando la alimentación de acuerdo a la necesidad del niño que durante el primer año es muy cambiante en términos de requerimientos de nutrientes.

Asegúrese que la fórmula solo contenga lactosa, que es el azúcar de la leche. Bajo ningún aspecto la fórmula infantil debe contener azúcar o sacarosa, ya que va a predisponer al niño a que prefiera sabores dulces. Por otra parte, los carbohidratos como la fructuosa, jarabe de maíz, polímeros de glucosa, maltrodextrinas u almidones, son incluidos para disminuir la lactosa, estos tienen efectos importantes en el metabolismo de la insulina o procesos hepáticos.

Cuando hablamos de las grasas, tenemos que revisar que contenga los Omega 3 y omega 6, que en el caso de la fórmula infantil se llama ácido graso linoleico y ácido graso linolenico, estas dos grasas son ESCENCIALES en la alimentación del lactante.

Por otra parte, las fórmulas infantiles contienen una mezcla de grasas, todas son de origen vegetal , es decir contienen diferentes tipos de aceites vegetales , tales como : aceite de palma, girasol, coco, soya, canola, maíz, etc. En general sobre la combinación de aceites lo importante es que no contenga Oleina de Palma, ya que se ha demostrado que impide la absorción del calcio.

Otro tipo de grasa importante que debe estar en las fórmulas infantiles es el OPO, por su combinación de 2 ácidos grasos Oleicos y 1 ácido graso Palmitico. Esta grasa está presente en la leche materna, de hecho, representa el 45% de los triglicéridos que contiene, la razón de la importancia de esta grasa es que dentro de sus principales beneficios esta la buena digestión.

Otros 2 ingredientes grasos importantes son el DHA y ARA, estas grasas se relacionan con la maduración de la retina y forman parte estructural del tejido del cerebro y sistema nervioso, razón por la cual son muy importantes para el recién nacido ya que su cerebro está en acelerado crecimiento. Los beneficios se relacionan con aprendizaje y memoria.

Además, estudios clínicos realizados en Europa demostraron que la cantidad de proteína tiene la capacidad de programar metabólicamente el organismo del recién nacido a temprana edad y con un impacto a largo plazo con relación a padecer de sobre peso y obesidad en la edad adulta, es por esta razón que las fórmulas de primera etapa deben contener más proteína que las de segunda etapa y deben tener un ingrediente muy importante que está presente en la leche materna que se llama alfa-lactoalbumina. Esta porción de proteína del suero de la leche tiene muchos benéficos especialmente en las regulaciones de funciones básicas del recién nacido como sueño y vigilia o hambre y saciedad, ya que permite la producción de serotonina y melatonina.

Todas las fórmulas infantiles deben contener Colina, Taurina, L- Carnitina, inositol y toda la batería de vitaminas tanto liposolubles como hidrosolubles, minerales importantes como el Hierro para prevención de anemia y calcio, además de otros como Zinc , selenio.

Por último y no menos importante, las leches de fórmula bajo ningún aspecto deben contener saborizantes ni colorantes.