¿Seré mala mamá? Por: Alodia Tiestos

Por alguna extraña razón, cuando eres madre, pareciera que estas deseando recibir opiniones porque todo el mundo opina sobre cómo haces las cosas…

Cuando eres mamá todo tu alrededor opina sobre cómo estás criando y muchas veces recibes juicios sobre lo mal que lo estás haciendo. Eres mala madre si decides no amamantar a tu bebé o si lo haces, pero no hasta los tres años. Eres mala madre si duermes con tu hijo o si decides dejarlo en otro cuarto. Eres mala madre si le llevas a la guardería al año, o si no lo llevas. Eres mala madre si compras compotas ya hechas y no compras fruta.

Hay mil formas de educar y mil formas de hacer las cosas con los hijos, pero en temas tan polémicos como la maternidad, parece que si alguien hace las cosas diferente a nosotros es que las están haciendo mal, o se está equivocando. Porque parece que las dos opciones no pueden estar bien, parece que siempre tenemos que elegir blanco o negro.

Pocas veces nos planteamos que es muy probablemente que hayan llegado a esa solución en función de las circunstancias de esa familia y de las necesidades del niño o niña. Ser madres es una experiencia maravillosa pero también es muy exigente, y a veces no podemos con todas las guerras. Así que, en función de nuestras vivencias y nuestros valores, cada uno damos importancia a unas cosas. Y no es que el resto de las opciones estén mal o equivocadas, es que para nosotros, hoy en día, esa es la mejor opción.

Pero el juicio que más daño nos hace es el juicio a nosotras mismas. Cuando a veces las emociones se nos apoderan, y en un momento de ira nos pasamos de la raya, o cuando estamos exhaustas, y no podemos jugar más, entonces las más duras somos nosotras con nosotras mismas. Es en este momento cuando nos sentimos culpables y pensamos, aunque sea por un instante, que somos unas malas madres.

Yo siento que soy una mala madre por lo menos diez veces al día, a veces soy muy flexible, a veces me paso de dura, a veces compro comida preparada, a veces me despisto mirando el celular, a veces no corro al primer llanto, a veces, y sólo a veces, necesito un descanso, necesito un poquito de autocuidado. Y estoy convencida de que la misma sensación la tienen otras muchas mamás.

Así que, desde aquí invito a todas a hacer un esfuerzo por opinar menos sobre cómo hacen las cosas las demás, por juzgar menos a las demás mamás y a nosotras mismas. Porque todas hacemos lo mejor que podemos según nuestras circunstancias y experiencias. Porque desde el apoyo y la comprensión, podremos ayudarnos más. Porque todas somos mamás. Porque ser madre es mucho más.

 

*Artículo originalmente publicado en Mamá Coach

 

 

 


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