5 sentimientos que tienen los niños cuando los papás se separan y cómo manejarlos

Cuando los papás se separan los hijos experimentan una avalancha de  sentimientos. Es como si estuvieran en una montaña rusa, tienen momentos tranquilos y alegres y otros en los que la tristeza y la rabia son tan intensas que parece que no fueran a terminar nunca

Es normal que se sientan así; las emociones les permiten saber lo que está pasando dentro de ellos y en el mundo que los rodea. Reconocerlas y aceptarlas es una parte importante en el proceso de transformación que está viviendo su familia.

"Algunos niños desconectan sus sentimientos para evitar el dolor y la tristeza que les causa el divorcio"

Los padres son el principal apoyo que tienen los niños en este momento. Es importante que estén atentos a lo que sienten y a los cambios en su comportamiento. Algunos niños, sin darse cuenta, desconectan sus sentimientos para evitar el dolor y la tristeza que les causa el divorcio de sus padres.  Es como si los hubieran apagado, no sintieran nada, no estuvieran y no les importara lo que ha sucedido. Esto se debe a que su dolor es tan grande que para protegerse, guardan los sentimientos muy profundo dentro de ellos. Es importante tener en cuenta que cuando los niños no expresan lo que sienten se están haciendo daño, se pueden enfermar o les resulta difícil concentrarse en el colegio.

Algunos sentimientos que experimentan los niños cuando los papás se separan son:

 

1. MIEDO

El miedo es la respuesta protectora del organismo frente a una situación que representa un peligro real o imaginario. Es importante enseñar a los niños a reconocer dónde y cómo lo sienten. Se les puede decir algo como “sentimos como si tuviéramos un hueco… o un animal revoloteando en el estómago” . Mostrarles que el miedo viene para protegerlos y que puede aparecer en situaciones reales, “como cuando están frente a un perro furioso”, o cuando imaginan que algo puede sucederles, “si piensan que un amigo puede rechazarlos”.

Los principales temores de los niños durante el divorcio son:

  • Que sus padres los dejen de querer.
  • Que el padre con el que viven también se vaya y los abandone.
  • No volver a ver al papá que salió de casa.
  • Perder la casa o el colegio.
  • Ver destruida su familia.

Estos miedos se manifiestan en el niño con comportamientos como no querer quedarse solo, llamar con frecuencia a papá o mamá para saber si ya va a llegar, pedirle que lo recoja antes de la hora convenida para estar seguro de que no se va a retrasar, despertarse durante la noche, estar más sensible y llorar con facilidad.

Para ayudarle a los niños a enfrentar el miedo los padres pueden:

  • Hablar con ellos, aclararles sus dudas y recibirles sus sentimientos.
  • Enseñarles a escuchar al miedo y descubrir si hay un peligro real o es que imaginan que podría suceder. Así pueden decidir qué hacer.
  • Abrazarlos y decirles cuanto los quieren.
  • Compartir con los niños los miedos que ellos tenían cuando eran pequeños y como los enfrentaron.
  • Inventar historias donde los personajes enfrenten alguna situación donde aparece el miedo y en la que encuentran la forma de superarlo.
  • Imaginar cómo es ese miedo, dibujarlo y contar un cuento sobre él.

 

 

2. TRISTEZA

La tristeza es la emoción que aparece cuando se ha perdido algo o a alguien que es importante y esto genera dolor. En la separación el niño pierde la posibilidad de vivir con ambos padres en la misma casa y de compartir su vida con los dos al mismo tiempo. La expresión más frecuente de la tristeza es el llanto. Está bien que los niños lloren, sin importar la edad que tengan. Esto les ayuda a expresar su dolor y a sentirse mejor.

Cuando los papás se separan los niños sienten tristeza en los momentos en que:

  • Extrañan a su papá.
  • Deben hacer solos o con otro adulto las actividades que antes compartían con él.
  • Ven pelear a sus papás.
  • Tienen que dejar a uno de sus padres para poder estar con el otro.
  • Deben cambiar de casa.

Cuando los niños están tristes se sienten sin ánimo, con deseos de llorar, se alteran sus hábitos de sueño y alimentación y, no pueden disfrutar lo que antes les parecía divertido. Es posible que no puedan identificar o expresar la tristeza y reaccionen con rabia o se les vea irritables. Están tratando de mostrar su tristeza para sentirse mejor, pero en lugar de lograrlo,  pueden causar problemas con sus padres, hermanos, profesores y amigos.

Los padres pueden ayudar a los niños a enfrentar la tristeza al:

  • Promover la compañía y las actividades con amigos.
  • Ver una película divertida, que los haga reír.
  • Reír, agradecer y ayudar a otros, que son fórmulas para sentirse mejor.
  • Hablar sobre cómo se sienten, recibirle sus emociones y decirle que entienden el dolor que está sintiendo.
  • Practicar su deporte favorito.
  • Escuchar música que relaje y haga sentir bien.

 

3. RABIA

La rabia es un sentimiento de antipatía o rechazo que aparece cuando se presentan obstáculos que impiden lograr algo que se quiere, cuando las cosas no salen como se planearon o cuando alguien se siente amenazado, ofendido o tratado injustamente.  Su objetivo es que la persona intente lograr eso que desea, pueda defenderse, defender lo que es suyo o lo que es justo. La rabia es la fuerza que da valor para enfrentar las dificultades y los obstáculos. Esto no significa que siempre se pueda alcanzar, pues muchas veces no es posible tener o lograr lo que se quiere. Para ayudarle al niño a identificarla, se le puede decir por ejemplo “la rabia la puedes sentir en  el pecho, estómago o cabeza como si tuvieras una hoguera ardiendo dentro de tu cuerpo. “

En el divorcio de los padres, la rabia aparece porque el niño:

  • Quiere tener a sus padres juntos de nuevo.
  • Desea que vuelvan a vivir en la misma casa y compartan la vida como antes.
  • Debe cambiar permanentemente de casa.
  • Escucha que la familia responsabiliza a uno de los padres por el divorcio y siente rabia hacia él porque lo ve como el culpable de la separación.

Podemos saber que los niños están sintiendo rabia porque empiezan a pelear con los amigos, a discutir con los padres y profesores,  a subir el volumen de la voz, están impacientes o se les ve más inclinados a pegarle a alguien. Este malestar también puede llevarlos a sentirse incomprendidos, estar apáticos, aislarse de sus padres y de sus amigos.

Para ayudar a los niños a manejar la rabia, los padres pueden:

  • Ayudarle a reconocerla , a encontrar qué la hizo aparecer y a descubrir qué pueden hacer para manejarla.
  • Crear un lugar seguro a donde el niño pueda ir a calmarse cuando está molesto. No es un lugar de castigo. Es un espacio positivo donde tiene algunas cosas que le gusten, colores para dibujar, libros para leer… es un  lugar que le da seguridad y tranquilidad.
  • Contar, escribir o dibujar lo que ha sucedido para aclarar la situación y encontrar cómo afrontarla y resolverla.
  • Aprender a respirar para calmarse y relajar su cuerpo.
  • Hacer alguna actividad física para liberar la tensión.
  • Hablar con él sobre su deseo de que los papás vuelvan a estar juntos y cómo hacer para que los cambios de casa sean más fáciles.

 

4. CULPA

La culpa es el malestar que se siente cuando se ha cometido una falta, se acepta y se reconoce el daño que se ha causado a otros. La culpa aparece para que la persona asuma su responsabilidad y busque la manera de reparar los sucedido, con la esperanza de que las cosas vuelvan a estar como antes. El sentimiento de culpa no es fácil de identificar. Se puede hablar a los niños de ella como “una sensación difusa de malestar en el pecho que te impulsa a decir lo que ha ocurrido”… “es como un vacío en el estómago, te sudan las manos y no puedes dejar de pensar en lo que ha ocurrido”.

Es frecuente que los niños se sientan culpables de la separación de sus padres porque:

  • Muchas de sus discusiones y peleas eran causadas por temas relacionados con ellos.
  • Creen que esto sucedió porque ellos hicieron algo malo, o son malos.
  • Desearon que sus papás se separaran porque peleaban mucho y creen que sus pensamientos se hicieron realidad.
  • Se sienten tranquilos y contentos de que esto haya sucedido.

Muchos niños se sienten culpables de la separación de sus papás. La culpa les permite tener la ilusión de poder hacer algo, pues si ellos fueron los causantes del divorcio podrían hacer algo para cambiarlo. Este sentimiento los lleva a inventar estrategias para volver a juntar a sus padres, como organizarles una cena romántica,  insistir en que vayan todos juntos de vacaciones, o hacer muchas cosas para que el padre que ha salido de casa vea lo juiciosos que son y así quiera regresar a vivir con ellos. También puede suceder que los niños se alejen de sus amigos y no puedan concentrarse en el colegio.

Lo que los padres pueden hacer para ayudar a los niños a manejar la culpa:

  • Hablar con ellos y repetirles, tanto como sea necesario, que no se separaron por algo que ellos hayan hecho o dicho, que el divorcio es una decisión de los padres para solucionar dificultades de adultos.
  • Explicarles que ellos no pueden hacer nada para que sus papás vuelvan a vivir juntos, que deben aceptar que ellos tomaron esta decisión y  respetarla a pesar de que les duela mucho.
  • Contarles que aun cuando algunos de los temas de discusión hayan tenido que ver con ellos, lo que sucede es que papá y mamá no pudieron superar unas dificultades que son de adultos.
  • Hablar con ellos, escucharlos sin desvalorizar ni juzgar sus sentimientos y pensamientos.

 

5. ALEGRIA Y TRANQUILIDAD

La alegría es una emoción agradable que aparece cuando se disfruta lo que se está viviendo, sucede algo divertido o se ha logrado lo que se quiere. Aún cuando la alegría es una emoción que los niños identifican con facilidad, se les puede enseñar como “una sensación agradable en el pecho que te hace ver todas las cosas con un brillo especial… como si todo estuviese pintado con su color favorito”.

No todos los sentimientos que experimentan los niños durante al divorcio de sus padres son desagradables.  Los niños se sienten alegres y tranquilos cuando:

  • Sus padres se vuelven más cercanos a ellos y están más pendientes de sus cosas.
  • Se divierten cuando están con cada uno de sus padres.
  • Ven a su papá y a su mamá mas serenos y la relación con ellos es más cálida y amable.
  • El ambiente de la casa está más tranquilo, ya no existe la tensión, se acabaron las peleas.
  • Están contentos de poder disfrutar de la vida en ambas casas y pueden compartirlo con ambos padres.

Cuando los niños están alegres les brillan los ojos. Disfrutan de las actividades, se ríen, están de buen humor, con deseos de jugar, brincar y bailar. Pueden hasta llorar de felicidad.

Los padres ayudan a que sus hijos estén tranquilos y alegres si:

  • Evitan las peleas y conflictos delante de los niños.
  • Construyen una relación amable y cooperativa alrededor de sus hijos.
  • Disfrutan con ellos de las historias divertidas, los chistes, la música y el baile.
  • Les enseñan a reírse de todo y con todos. El buen humor y la risa son una gran medicina.
  • Hacen de cada casa un lugar alegre y divertido para crecer.
  • Les hacen sentir que tienen una familia que los ama.

Ayudar a los niños a conocer y manejar las emociones durante el divorcio les permitirá vivir la transformación de su familia, recuperar la seguridad y crecer orgullosos de tener dos padres que los aman y una familia que vive en dos casas.

 


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