5 razones para que juegues adivinanzas con tu hijo

Me encantan los juegos de palabras: adivinanzas, trabalenguas, retahílas, coplas, rimas y demás…

Las adivinanzas, por ejemplo, son ejercicios deliciosos para usar en cualquier momento y lugar; no tienen un público único pues las hay fáciles y obvias y otras difíciles y metafóricas.  Son un excelente rompehielos con grupos complejos y un divertido pasatiempo con niños pequeños.

Una adivinanza es un acertijo de palabras que apela a la rima y sonoridad. No solo habla de algo que debemos encontrar sino que juega con los sonidos de las palabras que la componen. Es música y lenguaje a la vez; pinta y colorea imágenes mentales que debemos nombrar.

Adivinar lo que el otro está pensando es un ejercicio rutinario en la vida de los seres humanos. Sin embargo, para los niños más pequeños es todo un ejercicio que desarrolla múltiples habilidades y destrezas tanto para sus procesos de lenguaje como de pensamiento.

Las adivinanzas desarrollan la escucha activa

Es necesario escuchar con atención para generar una respuesta y no apresurarse, pues muchas veces ésta está implícita en las mismas palabras. En este mundo tan afanado y rápido, a veces los niños sólo escuchan las primeras instrucciones o partes. Ante una adivinanza se obligan a escuchar la totalidad antes de brincar a responder.

 

Por ejemplo,

Tela digo,

Tela digo

Tela vuelvo a repetir

Tela digo 1000 veces y no sabes que decir

 

Oro parece, 

plata no es.

El que no lo adivine,

bien tonto es

 

Las adivinanzas ayudan a estimular el pensamiento crítico

Hay que descifrar algo y hacer mentalmente muchas preguntas sobre lo que se oye y cree: ¿Qué es? ¿Qué puede ser? ¿Por qué no puede ser? Los niños tienen que romper las pistas en pedazos, volverlas a juntar para construir algo diferente y nuevo con todos esos elementos; discriminar y descartar las respuestas erradas y luego confiar en su respuesta y entender el porqué del acierto.

 

Por ejemplo,

Tiene ojos de gato y no es gato,

orejas de gato y no es gato;

patas de gato y no es gato;

rabo de gato y no es gato,

maúlla y no es gato.

 

Las adivinanzas desarrollan vocabulario

Es necesario encontrar las palabras para nombrar aquello que se tiene en la mente; reconocer cómo se llama ese objeto que quieren recordar y convocarlo con la palabra correcta.

 

Por ejemplo,

Vueltas y más vueltas dando.

Dormido se va quedando.

 

Las adivinanzas fomentan la imaginación

Las adivinanzas permiten ver objetos, animales y personas con propiedades y características fantasiosas, distintas a lo común y corriente.  Muchas veces se arman dando rasgos personales y reales a objetos inanimados.

 

Por ejemplo,

Dos niñas asomaditas

Cada una a su ventana,

Lo ven y lo cuentan todo

Sin decir una palabra

 

Las adivinanzas motivan y divierten

Estimulan al juego creativo y se convierten en un reto para cualquier edad y momento. Son útiles y válidas en el carro, en las salas de espera, en el comedor o restaurante, pues no requieren de ningún material adicional.

 

Por ejemplo,

Tiene agujas y no cose;

no se mueve, pero anda.

Si le das cuerda funciona

y el paso del tiempo señala.

 

Pero, no solo hay que acertar y buscar las respuestas,  invitar a los niños a crear sus propias adivinanzas es otro ejercicio magnifico.  Una buena forma de incentivar esta opción es jugar con ellos al Veo Veo (Veo Veo, ¿qué ves?, veo (un objeto que es de color verde) e ir lentamente agregando características y turnarse para permitir que ellos también puedan crear su propia versión.

 

Nota final: ¿Pudieron resolver las adivinanzas mencionadas?

 


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