¿Leer cuentos para niños en pantalla o en papel?

Actualmente es muy común ver a los niños pequeños con un celular o una tableta en la mano…

Los padres les prestan los dispositivos para que jueguen y se entretengan, para tener un poco de tiempo libre, para distraerlos y para que aprendan. Es cierto, allí tienen la posibilidad de acceder a muchos contenidos educativos muy buenos, pero también a mucha “basura” que simplemente ocupa el tiempo: juegos vacíos sin contenido y páginas o “apps” llenas de luces, pitos y movimiento que solo deslumbran.

Existe en ellos la posibilidad de acceder a muchos libros infantiles, juveniles y para adultos, en versiones exactas a la impresa, en adaptaciones de las mismas o en versiones totalmente nuevas y elaboradas para ese mundo digital, intertextual e interactivo.  ¿Pero, es lo mismo leer un libro en pantalla que impreso?

En muchas ocasiones los libros digitales tienen voz, timbre e intensidad electrónica que siempre parecen iguales. Una voz que lee haciendo mucho hincapié en la pronunciación y puntuación, que jamás se equivoca, ni sabe cuáles son las palabras o frases que para el niño que escucha  dicen más que otras porque hablan del nombre de alguien a quien conoce, del animal que tiene en casa, del parque al cual va después del colegio o del sabor de aquella comida que tanto le gusta. La voz de mamá, de papá o de los abuelos tiene un timbre especial, imposta voces y acentos, hace reír o sollozar y muchas veces, se escucha solo para estar cerca al arrullo, a la calma y al abrigo.

Los libros digitales tienen luces, colores y movimiento, convierten cada lectura en un juego. Muchas veces la atención se centra en hacer sonar, mover, pitar, aparecer y desaparecer, deslumbrar o apagar y no en la historia como tal. Cuando terminan el libro, los niños recuerdan a los personajes saltando de un lado a otro de la pantalla, pero no la trama de la historia.

Con los libros digitales parece tener más sentido la forma que el fondo. Lo importante es cómo ocurren los hechos y no por qué y para qué suceden

Con los libros digitales parece tener más sentido la forma que el fondo. Lo importante es cómo ocurren los hechos y no por qué y para qué suceden. Los pequeños pueden acostumbrarse a interesarse más por la presentación que por el contenido.

Muchas veces los libros digitales, especialmente los dirigidos a lectores mayores y que son parte de paquetes de lectura en línea, ofrecen la posibilidad de una comprensión de lectura al final. Unas preguntas que obligan a acertar las respuestas correctas para poder cerrar ese libro y empezar otro.

Preguntas que jamás apuntan a la interpretación personal, a la emoción interna que deja el libro; que muchas veces se convierten en un juego de ping-pong rápido para encontrar la respuesta correcta sin si quiera leer la pregunta. El libro se cierra sin permitir la posibilidad a la conversación con otro ser de carne y hueso que cuestiona lo leído y que tiene, quizás, una percepción diferente y permite hablar de cosas muy parecidas que han sucedido en la vida real. 

Porque muchas veces el objetivo final de la lectura digital es la comprensión de lectura, mientras que, con el libro impreso, lo que realmente se busca es el goce y el placer literario.

La industria editorial actual ha cambiado muchísimo, en particular en la producción impresa de libros para niños.  Los libros de hoy tienen lupas, acetatos o láminas que se superponen, elementos en pop up, estampas con texturas, escarcha y troqueles que abonan y enriquecen el texto literario.

Hay libros de distintos tamaños que permiten hablar de cosas muy grandes o de otras más pequeñas. Libros con posibilidades creativas que encantan a los niños porque los obligan a interactuar. Nada de eso puede gozarse en una pantalla.

A pesar de todas esas opciones de impresión disponibles, nada podrá reemplazar a la voz que acompaña y lee, al sonido de la propia voz leyendo con emoción en voz alta o en silencio haciendo eco en la mente y en el corazón, al regazo que acobija para leer, al otro que comparte y conversa sobre lo leído.

11 libros infantiles que definitivamente NO se pueden leer en digital son:

1. ¡Fuera de aquí, horrible monstruo verde!Ed Emberly

2. Mi hermano pequeño invisibleAna Pez

3. JugamosHervé Tullet

4. Es un jardínHector Dexet

5. ¿Dónde está el pastel?The Tjong Khing

6. Un libro en tamaño realJorge Doneiger

7. La oruga muy glotona Eric Carle

8. Rescate animalPatrick George 

9. Linterna mágicaLizi Boyd

10. 600 puntos negrosDavid Carter

11. La gran travesíaAgathe Demois

 


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