7 reflexiones para que tú y tus hijos vivan una "vida buena"
"Si haces planes para un año, siembra arroz. Si los haces por diez años, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a un Ser Humano" Proverbio chino...
Por: J. CAMILO ROA MACKENZIE
¿Qué queremos para nuestros hijos?
Los padres de familia queremos que sean felices, que sean buenos seres humanos y que estén contentos con la vida, que la puedan disfrutar. En pocas palabras, queremos para nuestros hijos una vida buena.
Desde mi experiencia como papá, abuelo, educador y orientador, quiero compartir en siete puntos, lo que considero que es una vida buena.
1. La vida buena y la "buena -vida" no son lo mism
Una vida buena no se refiere a lo que se conoce comúnmente como “la buena-vida” en donde todo se vale; aquí el orden de los factores sí altera el producto. Una vida buena es una vida vivida dentro de límites sanos, con atención y con cuidado. Está enmarcada en valores universales que promueven el cuidado de la vida, de las relaciones, de la comunidad y del mundo.
2. La vida buena no tiene que ver con "ser perfectos"
La vida buena es una invitación permanente a cuidar, recuperar (si se ha debilitado), fortalecer y desplegar la más auténtica y humana versión de sí mismo. No se trata, como se ha creído durante siglos, de buscar y encontrar la perfección, estar a la moda, ser poderoso, ser famoso o alcanzar los estereotipos de éxito que la cultura impone sin importar el cómo.
3. La vida buena es "disfrutar" - "a pesar de" - "gracias a"
El “dis-frute” es la capacidad de dar fruto, y el fruto es algo que da sabor, belleza y alimento a la vida. Es sentirse bien y en paz con la certeza de ser y sentirse útil a la vida propia, a la de los demás y a la del planeta.
Disfrutar “a pesar de” se refiere a la posibilidad de estar en paz a pesar de las circunstancias de la vida cotidiana. La vida es compleja, presenta retos, adversidades, alegrías, éxitos y tristezas que nos pueden llevar a la arrogancia, al temor a perder lo alcanzado, a la amargura, a la desesperanza o al sinsentido.
Podemos estar en paz a pesar de lo que la vida nos ponga en el camino; es cuestión de aceptar lo que nos pasa como algo que hace parte de la vida y revisar la actitud. Lo decía Viktor Frankl, gestor de la logoterapia: “si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.
Disfrutar “a pesar de” - “gracias a”, quiere decir que contamos con recursos humanos internos que nos ayudan a estar en paz y a no hundirnos o deslumbrarnos incluso en las más difíciles o agradables circunstancias:
- Los buenos “autos” como el autoconocimiento, la autoaceptación, la autoestima, la autoregulación, la autotrascendencia y la autonomía son recursos que favorecen la buena calidad de la vida.
-Mantener actitudes positivas como la sencillez, el buen trato, la disciplina, la atención y el cuidado, también hacen más llevadera y amable la existencia.
En este punto es importante pensar en lo siguiente:
¿Qué hace de la vida de un niño o de un adolescente, una vida buena?
Lo mismo: “disfrutar – a pesar de – gracias a”, pero aquí el “gracias a” depende en gran medida de la actitud de los adultos que lo acompañan:
Los hijos no reciben siempre lo que quieren, pero sí pueden recibir lo que necesitan para crecer sanos y contentos con la vida “gracias a” que mamá y papá “a pesar de” lo difícil y desgastadora que es la crianza, los guían y acompañan con:
- Amor, presencia y tiempo abundante en cantidad y en calidad
- Normas y límites firmes y amables centrados en valores
- Paciencia, coherencia y buen ejemplo
Desarrollaré estos temas en las próximas entregas.
4. La vida buena es capacidad instalada
La vida buena es una capacidad humana instalada que está al alcance de todos, en modo bebé, niño, adolescente o adulto. Esto quiere decir que la experiencia de ser humanos incluye la posibilidad o la potencialidad de construir una vida de buena calidad.
A pesar de las circunstancias, la vida buena sigue ahí; puede estar desdibujada, debilitada, ignorada u olvidada, pero aún así está en nosotros, nos habita como potencial recuperable y alcanzable, y sabemos que es buena porque constantemente la valoramos y la cuidamos.
5. La vida buena se vive en gerundio
Todos queremos, necesitamos y merecemos una vida buena, pero… ¿cuándo? La respuesta es YA. Dejarlo para después es descuidar el presente pensando en que “algún día” seremos felices.
El discurso paterno y materno ha estado durante décadas centrado en que hay que trabajar duro para que “algún día seamos felices”. La vida buena se vive en presente continuo, en gerundio. La pregunta es entonces: ¿Estoy viviendo (y contagiando) una vida buena? ¿Están mis hijos viviendo una vida buena?
6. La vida buena requiere atención, cuidado y amor activo
La vida buena no se da por el simple hecho de habitarnos como posibilidad; es una invitación que surge de nuestra naturaleza de seres vivos; pero la condición humana nos enfrenta a obstáculos que entorpecen este proceso, tales como la pereza, la ignorancia, la distracción y el egoísmo. Por esto, alcanzar y mantener una vida de calidad requiere habilidades que lo favorezcan:
- La atención que surge de la consciencia, para percibir lo que pasa interior y exteriormente en cada uno de nuestros mundos. Vivir la vida anestesiados, distraídos o en piloto automático puede ser arriesgado y aburrido; podemos ser presa fácil de los depredadores y saboteadores de la vida buena.
- El cuidado, que, como todos los valores, nos invita a tomar decisiones que no dañan la vida. Es la cualidad que nos lleva a ser disciplinados y “no peligrosos” con nosotros mismos, con los demás y con lo demás, de forma abarcadora y perdurable.
- El amor como energía esencial; es la fuerza que crea y transforma positivamente todo lo que toca. Es el valor universal que nos mueve a senti-pensar-actuar con inteligencia y cuidado.
- Y la acción, factor clave para materializar aquello que necesitamos para crecer y desplegar nuestro potencial humano y el de nuestros hijos. Un acto de transformación humana positiva se convierte en un verbo poderoso: AMAR
7. La educación es el camino
¿Cómo construir una vida buena? Creando, en presente continuo, las mejores condiciones posibles, como el jardinero o el campesino que preparan el terreno para que la siembra germine, crezca sanamente y produzca las mejores flores y frutos.
Los orientales dicen: “si quieres un resultado, concéntrate en las causas”, lo que nos lleva directamente al propósito de la educación. Ya no se trata de transmitir conocimientos e impartir instrucción únicamente; educar es el arte de crear condiciones apropiadas para que existan, aquí y ahora, razones poderosas para estar contentos con la vida y disfrutarla “a pesar de - gracias a”.
Este será el tema de las próximas reflexiones de crianza: cómo construir y cuidar el camino de la vida buena a través del amor, la presencia, el modelo de autoridad y el buen ejemplo. Veremos que son recursos poderosos que hacen de la educación una experiencia “ganar-ganar” donde constantemente crecen nuestros hijos, crecemos nosotros y mejora el mundo.
J. CAMILO ROA MACKENZIE
Papá desde 1982, abuelo desde 2013. Orientador y coach existencial; comprometido con la educación como gestora esencial de la transformación positiva de la humanidad.
Sentido Vital
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