10 días de lactancia, la historia de Melisa y Emma

Melisa recuerda los 10 primeros días de lactancia como días inolvidables, sin dejar de lado lo doloroso que fue la experiencia…

Al séptimo mes de embarazo, Melisa sintió un bulto en el seno derecho, ella quien era muy consciente de lo que esto implicaba le contó a su ginecólogo al siguiente día cuando tenía el control prenatal. En la consulta el ginecólogo decidió que luego de que naciera Emma la revisaban con calma.

Días después olvidó el bultico que había sentido en su seno derecho. Con siete meses de embarazo, las ilusiones estaban puestas en recibir a su primera hija, en ultimar detalles sobre lo que necesita para la llegada de Emma a su nuevo hogar, en prepararse para cumplir su deseo de amamantar a su bebé y en sobrellevar las molestias normales del último trimestre del embarazo.

Melisa se preparó para hacer el primer trabajo en equipo que haría con su hija, ayudarla a nacer

El 15 de septiembre del 2017 a las 3:59 am nació Emma. Después de un parto maravilloso, sin ninguna complicación nació su ángel, sana y fuerte. Nada parecía ser casualidad, Melisa se preparó para hacer el primer trabajo en equipo que haría con su hija, ayudarla a nacer.

Recuerda los 10 primeros días de lactancia como días inolvidables, sin dejar de lado lo doloroso que fue la experiencia. Poniendo todo su amor e ilusión en este momento y superando las heridas en los pezones se dio cuenta que Emma no recibía leche del seno derecho. Viéndolo como un comportamiento normal o tal vez de falta de conocimiento, Melisa quien hace parte del lactario de la Clínica Reina Sofía en Bogotá, asistió a una asesoría en lactancia donde confirmó que todo estaba bien y que era común que los bebés tuvieran prioridades con los senos. 

Dos días después de haber estado en el lactario, se dio cuenta que el seno derecho estaba rojo, las venas marcadas por el mismo color al igual que el pezón. Con mucha preocupación llamó a su ginecólogo quien le recomendó ir a urgencias para descartar una mastitis.

Junto con su esposo se prepararon para ir a urgencias y dejar a Emma con su abuela materna. Al llegar a la clínica explicó que su hija recién nacida estaba con lactancia exclusiva, por lo que les pedía comprensión para tener una atención rápida. Luego de una revisión le ordenaron una ecografía, durante la ecografía el ecógrafo preguntó por la masa que se veía, y fue sólo en ese momento donde Melisa inmediatamente se acordó de la bolita que había sentido en el séptimo mes de su embarazo.

La entrega del resultado se demoró debido a que decidieron llamar primero al ginecólogo quién finalmente ordenó pedir una cita al día siguiente a primera hora con un mastólogo. Recuerda que desde el día siguiente a las 7 de la mañana su vida cambió.

Desde ese día sintió que la vida la había separado sin compasión de su hija recién nacida. La prioridad en ese momento eran los exámenes médicos, correr, y vivir cada segundo la urgencia médica. Pero el dolor del alma aparece cuando le explican que para poder hacer la biopsia deben secar la leche materna. El sueño de lactar a su hija se había terminado.

15 días después le entregan el resultado que confirma que tiene cáncer de seno. La vida quedó en silencio, Melisa no oía nada a su alrededor, todavía no sabe cómo explicar lo que sintió en ese momento. Segundos después pensó en la posibilidad de morir y dejar a su hija con menos de un mes de vida. Luego aparecieron las preguntas sin respuesta, ¿por qué a mí? ¿por qué cáncer?.

Cuando le preguntan que si se hacía el autoexamen, ella responde que gracias a que lo hacía se dio cuenta de la masa que sintió estando embrazada. El cáncer estaba en etapa 2, no fue detectado tan a tiempo, pero como diría su papá “mire para abajo”, frase que recuerda para darse cuenta de que ha sido afortunada en haberlo detectarlo en ese momento.

Lo más difícil de este proceso ha sido tener que dejar y entregar a Emma al cuidado de alguien. “el cáncer no duele, pero el tratamiento destruye” afirma pausadamente. Oír llorar a su hija y no tener la energía para atenderla es un golpe en el corazón.

Ha tenido que aprender a confiar y a delegar. Sí, las respuestas a las preguntas que se hacía cuando fue diagnosticada han empezado a salir a flote. Gracias al cáncer a aprendido muchas cosas positivas, como darse cuenta de que otras personas pueden hacer las cosas igual o mejor a como ella las hubiera hecho. No maldice su cáncer y le da gracias a Dios de haber enviado esta enfermedad como un medio para ver con otros ojos el mundo que la rodea.

Para quienes conocen a Melissa saben que para ella parar no es una opción, es una mujer de armas tomar, y vivir esto la ha obligado muchas veces a bajar los brazos y hacer un alto.

Ser parte de geekmoms la alegra, le encanta entrar al grupo y leer todas las dudas e inquietudes que surgen en la maternidad. Piensa que es muy probable que en un grupo de 3.200 mamás varias hayan tenido que vivir situaciones similares, ante esto reflexiona que “todas hemos vivido lo que debemos vivir, los momentos son exactos y precisos sean voluntad de Dios, de buda, de la energía o de quién sea el ser superior…”

Ahora entiende que Emma llegó en el momento preciso para darle la vida. Sí, Emma le dio la vida. Para Melisa si Emma no hubiera nacido probablemente no hubiera sentido el tumor, o tal vez lo hubiese hecho cuando ya estaba en una etapa avanzada.

A dos quimioterapias de terminar su tratamiento, siente una inmensa ilusión de recuperar la energía para jugar y cuidar a su bebé.  Desea estar sana para acompañarla a sus primeros pasos.

El consejo que quiere compartir con todas las mamás que puedan conocer su historia es que “hay que aceptar los tiempos y no apresurarlos. Hay que aceptar las pruebas con amor, y entender que estas pruebas no solamente afectan a la persona que las vive directamente sino también a quienes la acompañan. Esto es más que todo una prueba de amor.”

Reconoce que nunca pensó que el cáncer llegaría a su familia, y no solo llegó a su familia sino llegó a su cuerpo. Esa es la forma como debía llegar. No oculta que es duro, que le ha dolido el alma, la vida, ha vivido depresiones, y mucha ansiedad que le ha costado unos kilitos de más. Pero sabe que todo esto ha sido para preguntarse por qué, entender para qué y aceptarlo.

Ha logrado soltar sentimientos de rencor, y ha aprendido a agradecer conscientemente

Gracias a este proceso ha logrado sensibilizarse ante diferentes situaciones. Con humildad reconoce que en algunas situaciones juzgaba duro a quienes hacían las cosas de forma diferente a como ella las hubiera podido hacer. Ha logrado soltar sentimientos de rencor, y ha aprendido a agradecer conscientemente.

Ahora tiene todos los martes “Una cita con la vida” como le llama a la quimioterapia, una cita a la que espera no faltar aun después de estar recuperada.  Melisa solo quiere recordarles a todas las mamás que lo están haciendo lo mejor que pueden, que equivocarse es válido, que ninguna está mejor o peor que la del lado, y que reconocer que a todas les funcionan cosas distintas en la crianza es abrazar la diferencia y soltar los prejuicios.

Hoy se da cuenta que, así como ella ha vivido con dolor sus primeros meses de maternidad debido al cáncer, también lo ha tenido que hacer la mamá que a los cuatro meses ha tenido que dejar a su bebé para salir a trabajar. 

Es consciente que cada una tiene y vive su dolor sea cual sea la situación, y que ese dolor para cada mamá se vive en grado 10, no hay menor o mayor grado. Melisa cree que “Vivir la maternidad con flexibilidad y respeto entre nosotras mismas, nos hará mejores mamás…”.

 


Dejar un comentario

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la Política de privacidad de Google y los Términos del servicio.